¿No te parece que cada vez más a tu alrededor la gente no para de hablar del colesterol? Especialmente en verano, con los largos días de sol, sales más y comes fuera a menudo, y esta no es la dieta más sana posible, ¿verdad?
Sales a pasear, te entra el gusanillo del hambre, decididas pararte a comer y, además de picar, pecas. ¿No nos pasa a todos? Cuando comemos fuera, nos cuesta no ser indulgentes con nosotros mismos. Y con frecuencia comemos alimentos ricos, sí; sabrosos al paladar…
Pero también ricos en colesterol. Colesterol del malo, porque lo hay de dos tipos. Y éste uno de ellos, en exceso, podría estar poniendo tu salud cardiovascular en riesgo; en lo que a día de hoy constituye una de las principales causas de mortandad en el primer mundo.
Pero aprendamos un poco más sobre qué es el colesterol, cómo se acumula en nuestro cuerpo y qué efectos nocivos tiene para nuestro organismo.
¿Qué es el colesterol?
En la naturaleza, el colesterol se encuentra principalmente en alimentos de origen animal como la carne, el huevo o el queso.
Además, esta sustancia se encuentra en las células de nuestro cuerpo, interviniendo en una serie de funciones fisiológicas necesarias para para mantener la salud de nuestro organismo.
Es el responsable de producir, otras sustancias imprescindibles; algunas de las cuales nos ayudan con la digestión de los alimentos e incluso contribuye en la síntesis de la vitamina D y en la producción de ciertas hormonas.
Ahora bien, como os adelantábamos, existen dos tipos de colesterol conocidos, popularmente, como colesterol bueno (HDL) y el colesterol malo (LDL y VLDL).
¿Cómo se acumula en nuestro cuerpo?
Como habrás deducido, el problema llega cuando el colesterol malo, en cualquiera de las dos formas, se acumula de manera descontrolada en nuestro cuerp.
Esto suele suceder principalmente por una pésima dieta, basada en grasas saturadas como las que podemos encontrar en determinadas carnes, fritos, dulces y procesados varios.
El tabaco es otro hábito pésimo a tal efecto y no porque contenga colesterol malo: sino porque produce una oxidación del colesterol bueno y lo degrada anulando su función. Y por supuesto, también está la falta de ejercicio físico, sedentarismo, que produce el mismo efecto negativo..
Ahora que sabemos qué es el colesterol y de qué manera se acumula en nuestro cuerpo, veamos algunos de sus perniciosos efectos.
Efectos del exceso de colesterol
Cuando hay un exceso de colesterol en nuestras arterias, este se combina con otros elementos dando como resultado la formación de una placa. Esta placa, compuesta principalmente por colesterol y parte de grasa, se adhiere a las paredes de los vasos obstruyendo el torrente sanguíneo.
Al igual que suciedad obstruyendo una tubería, la placa va acumulándose en el interior de la arteria y se endurece hasta generar arteriosclerosis. Así, el caudal de sangre rica en oxígeno y otros nutrientes, se va reduciendo.
Según en qué parte del cuerpo se produzca , la arteriosclerosis puede generar enfermedades en las arterias carótidas, coronarias, cerebrales y periféricas (extremidades).
Los efectos que se derivan de estas enfermedades son muy serios para la salud. Este tipo de obstrucciones se pueden manifestar en forma de: hormigueos y/o dolor en extremidades, anginas de pecho, infartos cerebral o cardíaco, etc
Los cuales, si no son diagnosticados y tratados a tiempo pueden derivar en consecuencias fatales.
Ahora que ya conoces los síntomas, toca cuidarse. Ya lo mencionamos, pero una dieta sana y un estilo de vida menos sedentario pueden ayudarte a reducir el colesterol malo cuando está alto. Basta un análisis de sangre para averiguarlo y, si necesitas un refuerzo, existen alimentos muy sanos que ayudan a controlar o reducir los niveles altos de colesterol como la alcachofa, el alpiste, el aceite de pescado o la levadura de arroz rojo, así como complementos con coenzima Q10, lecitina de soja y ácidos grasos que puedes encontrar en nuestra tienda on line.
¡Nosotros te hemos dado las claves! El resto es cosa tuya, pero basta con un poco de fuerza de voluntad para cuidarnos, en primer lugar, por nosotros; y también por aquellos que nos rodean, nos cuidan y quieren.
Recuerda que, al final, ¡la salud lo es todo!