7 claves para controlar la salud de tu hijo

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El cuidado de la salud de los niños en verano

En pleno verano, con las muchas horas de luz, los niños están pletóricos de energía. Pasar el día en la calle, en el parque o en el jardín puede parecer el plan más saludable del mundo. Pero toca vigilar la salud tanto como en invierno.

No estamos diciendo que haya que llevar un control estricto de la salud, y menos en las vacaciones. Los niños han de ser niños, con su merecido descanso tras las agotadoras jornadas de la escuela o el instituto. No obstante, podemos darte unas claves para que puedan disfrutar de estos veranos, cada vez más calurosos, con una salud más que envidiable.

1. Contacto con la naturaleza

Es muy importante el contacto con el exterior, con el aire puro. Y más en verano, cuando el calor a menudo recluye a los niños en casa con los ventiladores o, peor, con los aparatos de aire acondicionado.

Aunque de pereza, especialmente para quienes viven en áreas metropolitanas y sin jardín propio, las zonas verdes son vitales para que los niños jueguen en grandes espacios, reciban luz natural y respiren aire fresco.

Y para ello, un picnic en el parque o una excursión al campo puede ser un plan ideal a la vez que cuidamos su salud.

2. Preparar comida casera

Y hablando de picnics y comer fuera de casa. En vacaciones, cuando los niños pasan muchas horas fuera de casa, pueden sentir hambre entre horas; especialmente, coincidiendo con el tiempo del almuerzo del recreo.

Existe entonces el riesgo de que se aficionen en exceso a las tiendas de golosinas. Los snacks dulces y salados, aunque son aceptables en su justa medida, no son la opción más saludable para sustituir el bocadillo o la pieza de fruta que antes tomaban en el recreo o la cafetería del colegio.

3. Control de peso

Aunque vigilemos la comida que toman los niños, el calor y la sudoración natural y la procedente del ejercicio físico suele hacer caer el peso por la pérdida de líquidos.

Por esto, también en verano, es conveniente llevar un control del peso, para evitar cambios drásticos de la constitución de los niños. ¡No es bueno tomar ni perder peso como un yoyo!

4. La importancia de hidratarse bien

Como comentábamos antes, con la sudoración natural, más abundante en esta época del año, puede provocar la pérdida de líquidos corporales. El cuerpo humano está compuesto de agua en gran medida, por su propio bien y funcionamiento.

Para ello, y buscando también moderar el consumo de refrescos comerciales, saturados de carbohidratos, puedes acostumbrar a los niños desde pequeños a las infusiones. Frías o calientes, aunque mejor fresquitas durante estos meses, son una manera ideal de hidratarse.

5. Refuerzos para las defensas

Para fortalecer el sistema inmune, y combatir enfermedades de tipo infeccioso, ya sean provocadas por bacterias o virus, te recomendamos productos con sustanciosas naturalmente beneficiosas.

Por ejemplo, te proponemos Kids Propol, para peques a partir de los tres años. Este refuerzo contiene propóleo y vitamina C, sustancias que refuerzan las defensas de manera natural.

6. Un calzado adecuado

Admítelo, a ti también te encanta ponerte sandalias. Es una de las cosas más maravillosas del verano. Y, como es natural, también se las pondrás a los niños, para que les respiren los pies. ¡Pero cuidado!

Hay muchos tipos de sandalias, las más económicas, cuyos plásticos pueden deformarse debido a las altas temperaturas. Teniendo en cuenta todo lo que saltan y corren los niños, con tantas horas libres por delante, escoge un calzado cómodo, pero de calidad.

¡No queremos que se les llenen los pies de ampollas, y por eso no puedan disfrutar del aire libre!

7. No madrugar, pero con límites

Nadie discute que el verano es para disfrutar, sin los horarios de la escuela o las actividades extraescolares.

No obstante, una pequeña dosis de rutina, especialmente a la hora de salir de la cama, es muy beneficiosa para los biorritmos. Y además hará más sencillo para los niños el reincorporarse a las clases y las tareas después del verano.

Ahora ya lo sabes: basta solo con una pequeña guía para asegurarte de que los peques de la casa no se desmadren. El verano no es una excusa para perder excelentes rutinas y cuidar su salud, que con un poco de originalidad no tienen por qué caer en la monotonía.

Y es que ellos, pero especialmente su salud—lo más importante que tienen—, lo merecen siempre. 

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